Paraguay es conocido en el ámbito lingüístico como un país voseante, es decir, que en los círculos de familiaridad y amistad entre interlocutores se utiliza el «voseo» (vos: segunda persona del singular) para establecer la comunicación. Sin embargo, también es común en Paraguay el uso de «usted», un pronombre de segunda persona de cortesía del singular que se emplea en contextos formales.
He estado observando el uso de estos pronombres y he notado que el «usted» está perdiendo vigencia, especialmente cuando los protagonistas de una conversación se mueven en temas relacionados con referentes de la política, la economía u otros aspectos fundamentales del quehacer humano en el país.
Esto significa que, aunque al principio se utiliza «usted» con estas figuras, rápidamente se pasa al uso del «vos». Esta degradación en la jerarquía del trato social es importante visibilizar para entender algunas cuestiones relacionadas, sobre todo, con el respeto hacia las autoridades constituidas, y viceversa. Un ejemplo claro: en una ocasión, se le preguntó al presidente Peña sobre un caso viralizado que involucraba al senador Leite, y el mandatario respondió al periodista, protagonista de la pregunta, utilizando el pronombre «vos».
A primera vista, esto puede parecer un acto irrelevante o banal, pero no lo es. Desde mi perspectiva, si las autoridades del Estado y del gobierno actual exigen respeto hacia la investidura, ellos también deberían responder con el mismo respeto a los ciudadanos. No por ser autoridades se debe disminuir la categoría del individuo que, al menos, trata de dirigirse con respeto hacia ellas.
La pérdida del uso de «usted» se observa en distintos niveles de la sociedad. Otro ejemplo que viví personalmente: una empleada en una tienda me saludó muy cortésmente y con mucho respeto: «Buenos días, ¿cómo está usted? ¿Qué desea?». Pregunté el precio de un par de zapatos, y me respondió: «300 mil guaraníes, señor». Todo iba bien hasta ahí. Sin embargo, cuando la conversación se tornó un poco más familiar, la dependienta me dijo: «Pero, señor, también tenés estos pares más económicos, aunque no son de marca. Te van a quedar bien».
Se puede notar que, al menos en la lengua hablada, el uso de los pronombres de segunda persona «vos» y «usted» (ya que «tú» no lo usamos los paraguayos) está perdiendo sus fronteras. Esto podría implicar que, en la vida real, las acciones de los paraguayos también están perdiendo esa frontera del respeto, o al menos se está generando un proceso de debilitamiento en la noción del respeto que conlleva el uso de «usted».
Si llevamos esta analogía, aunque aún no esté validada científicamente, podríamos inferir que en nuestra sociedad actual el respeto se está perdiendo lentamente, y que este fenómeno podría trasladarse al ámbito político, judicial y legislativo. Es decir, los tres poderes del Estado, donde se podría estar visualizando la pérdida del respeto hacia las autoridades, hacia el pueblo, hacia las ideas y hacia los partidos opositores que buscan equilibrar el gobierno oficialista.
Considero que, para sanar a la nación, es fundamental desarrollar políticas públicas que reactiven el respeto entre los paraguayos. Y esta tarea, especialmente, debería comenzar desde los referentes y responsables de la educación formal en el país.
Pero bueno, vos que me leés, o usted que me lee, ¿qué pensás o qué piensa de este fenómeno?