Donald Trump, con su lema Make America Great Again (MAGA), dejó una huella profunda en el país, considerado uno de los países más influyentes del planeta. En las últimas décadas, Estados Unidos se ha consolidado como «la policía del mundo», interviniendo repetidamente en los asuntos políticos internos de diversos países. Sin embargo, durante el mandato de Trump no hubo enfrentamientos significativos, en contraste con los años de Obama, cuando casi se desencadenó una tercera guerra mundial debido a intervenciones y conflictos en diferentes naciones.
El mundo, en gran medida, parece haberse dividido en dos bloques: uno que apuesta por el progresismo, la diversidad y las intervenciones humanitarias; y otro que defiende el conservadurismo, el patriotismo, la familia y la protección de los recursos nacionales.Trump volvió a postularse para la presidencia, llevando a cabo una campaña mediática sin precedentes en los últimos años. A pesar de ser duramente atacado por medios opuestos a su proyecto, Trump logró una amplia victoria sobre su rival progresista Kamala Harris, quien, en los últimos momentos de la campaña, se vio involucrada en supuestos casos de corrupción y otros escándalos contrarios a los valores fundamentales de la humanidad.
A nivel regional, existen numerosas teorías sobre lo que podría pasar en América Latina bajo este nuevo gobierno republicano de Trump. Sin embargo, para muchos, no hace falta especular demasiado sobre los cambios que podría traer, ya que el bipartidismo en Estados Unidos ha dado lugar a políticas previsibles hacia la región, considerando la histórica influencia de ese país en los asuntos internos de muchas naciones en desarrollo.
Desde sus orígenes, Estados Unidos ha estado inmerso en los problemas internos de otros países, especialmente en aquellos en vías de desarrollo, y esta intervención ha sido una constante tanto con los demócratas como con los republicanos. La relación con América Latina, por tanto, sigue estando sujeta a las decisiones de «Tío Sam».
Trump se ha presentado como un «outsider» de la política: un multimillonario proveniente del sector inmobiliario. En sus propias palabras: «Yo vengo de la construcción y sé cómo construir», refiriéndose tanto al muro entre México y Estados Unidos como, posiblemente, a la construcción de una nación fuerte. Durante su mandato, demostró un proteccionismo casi radical para defender los intereses de su país, mostrando actitudes percibidas como xenófobas hacia los inmigrantes indocumentados.
Es interesante especular sobre qué podría suceder con las relaciones entre Trump y países como China, Taiwán, Ucrania, Rusia, Palestina e Israel, entre otros, que enfrentan serias tensiones. Si no se logran resolver estos conflictos, el riesgo de una tercera guerra mundial podría volverse una realidad. Por su parte, Alemania ya emitió un comunicado instando a la Unión Europea a unirse frente a este nuevo escenario internacional.
En Paraguay, algunos congresistas, en una actitud que considero humillante, parecen subirse al tren de Trump, casi celebrando su triunfo, con la esperanza de que pueda revertir algunas de las designaciones del gobierno de Biden que afectan a políticos de gran peso en la nación.
Es cuestionable que ciertos representantes de una nación lleguen a este tipo de bajezas, que exponen al país entero. Esta actitud hacia el nuevo presidente electo no parece más que una estrategia interesada.
En conclusión, muchos esperan que el nuevo gobierno de Trump logre estabilizar los problemas globales y que el mundo evite otro conflicto a gran escala.
