El proyecto para habilitar una nueva universidad privada en el país fue objeto de un intenso debate. En esta ocasión, el reconocido Colegio Internacional de Asunción apuesta por la formación universitaria de los jóvenes paraguayos, aunque, evidentemente, solo de aquellos que puedan costear una matrícula cuya tarifa, supongo, no será accesible para la mayoría.
En el contexto de las habituales polémicas que marcan al Congreso, la discusión sobre la habilitación de más universidades privadas es un tema que merece un análisis profundo, ya que impacta directamente en el sector de la educación superior.
Para llegar a una comprensión y evaluación adecuada de este asunto, es necesario involucrar a otros actores, y no limitarse a un simple voto a mano alzada. En Paraguay ya existen numerosas universidades privadas; algunas de ellas son consideradas “universidades de garaje”, mientras que otras se han consolidado con éxito, obteniendo un justo prestigio en la sociedad y en el ámbito académico.
Lo que resulta incomprensible es que, a pesar de los escándalos que han involucrado a varios congresistas con títulos irregulares, se siga apostando por la apertura de más universidades privadas. Es fundamental recordar que las universidades de donde provienen algunos cuestionados congresistas no fueron debidamente intervenidas ni sometidas a un análisis riguroso, y sin embargo, continúan ofreciendo carreras profesionales.
Antes de permitir la apertura de nuevas universidades, considero que es necesario abordar los siguientes puntos clave:
- Universidades nacionales: es crucial realizar un análisis exhaustivo sobre el estado actual de las universidades nacionales del país, evaluando sus fortalezas y debilidades, particularmente en términos de infraestructura y calidad académica.
- Universidades privadas: además de llevar a cabo un censo riguroso de las universidades privadas que operan legalmente, es fundamental verificar si estas instituciones cumplen con los requisitos establecidos por el CONES y otros organismos reguladores de la educación superior. Es inadmisible que continúen funcionando las conocidas como “universidades de garaje”, ya que esto constituye una estafa para los estudiantes y pone en peligro la calidad educativa del país, especialmente en áreas sensibles como Medicina, Ingeniería y Derecho.
- Investigación sobre los impulsores de la nueva universidad: es esencial investigar quiénes están detrás de la creación de esta nueva universidad. ¿Son personas vinculadas al gobierno, al Estado, o a otras organizaciones que puedan generar desconfianza? Es necesario actuar con transparencia y asegurarse de que no haya intereses ocultos involucrados en este proceso.
En definitiva, existen una serie de factores que deben ser analizados detenidamente antes de aprobar la habilitación de una nueva universidad en el país. Cabe destacar que Paraguay, con una población estimada de 6 millones de habitantes, ya cuenta con una cantidad impresionante de universidades privadas, lo cual resulta desproporcionado en relación a su tamaño. En lugar de seguir habilitando nuevas instituciones, sería más sensato priorizar la consolidación de una universidad estatal en cada departamento, con estándares modernos y docentes altamente capacitados.
Si alguien busca una educación superior más especializada o avanzada, puede optar por las universidades privadas de prestigio en el país o incluso explorar oportunidades en el extranjero, donde la calidad educativa podría ser superior.
Lo que debe quedar claro es que no se debe autorizar la apertura de ninguna universidad privada sin antes llevar a cabo un estudio exhaustivo de los aspectos mencionados. De lo contrario, se corre el riesgo de crear una bola de nieve que perjudique a las futuras generaciones del país.