La senadora colorada Liliana Samaniego, en una entrevista con un medio de prensa, puso sobre la mesa la situación actual del grupo que aglutina a la disidencia colorada. Señaló que el acto multitudinario realizado en Ciudad del Este demostró que es “un paso clave para la reorganizacion con miras a las municipales de 2026”. En este tenor, la senadora Samaniego enfatizó que “el respaldo a un candidato no implica alinearse con el cartismo ni aceptar la conducción de Horacio Cartes en la ANR”.
Esta demostración de fuerza, como ella misma la calificó, es una señal clara de reorganización y reagrupamiento de las fuerzas disidentes, que actualmente se visibilizan en el complejo espectro político con agrupaciones como Fuerza Republicana, Causa Republicana y Colorado Añetete. Estas tres fuerzas podrían cambiar el rumbo de la conducción del Partido Colorado, hoy bajo la tutela casi hegemónica de Honor Colorado. Este movimiento ha gobernado los últimos dos años de la presidencia con holgura, y, según muchos, con soberbia y petulancia, sin dar demasiada cabida a otras corrientes internas.
Se infiere, casi objetivamente, que este agrupamiento podría poner en jaque al actual movimiento HC. Si estas tres corrientes disidentes logran coincidir con la oposición real y si los tránsfugas vuelven a sus raíces originales, Honor Colorado quedaría prácticamente sin sustento, al borde de un colapso partidario, con graves repercusiones también para el Ejecutivo, que desde el inicio de su mandato se ha apoyado al 100 % en este sector, secundando y aprobando casi todos sus caprichos bajo el argumento de que son “esfuerzos por el bien del pueblo”, algo que está lejos de la realidad.
La figura de Mario Abdo Benítez fortalece aún más esta nueva agrupación de disidentes, que ya proyecta una visión hacia el 2028 como fuerza cohesionada capaz de disputar la presidencia de la República o, antes, la conducción del Partido Colorado. De esa manera, podrían desalojar del escenario político colorado al movimiento de moda.
Personalmente, y arriesgándome a equivocarme, considero que esta agrupación y este ataque frontal de los grupos disidentes hacia el cartismo son una señal de que dentro del Partido Colorado aún existen energías para impulsar una democratización interna. La cuestión es si realmente lo harán en beneficio del pueblo o si repetirán las malas prácticas voraces que aplicó Honor Colorado durante el actual periodo legislativo, algo que ahora ya le está costando caro al cartismo, pues la soberbia, la petulancia y la corrupción saltan a la vista diariamente, con protagonistas provenientes de su primer anillo.
Esta reagrupación, sin un verdadero abrazo republicano, como lo ha señalado la senadora Samaniego, tendrá una repercusión política muy importante en los tres años que restan del gobierno de Peña. Hasta ahora, no ha logrado encauzar grandes resultados, salvo sus recurrentes viajes al exterior.
Ojalá, finalmente, el Partido Colorado pueda trabajar por la población, especialmente por los más vulnerables, y no vuelva a caer en los mismos errores que cometieron sus aliados de Honor Colorado.