LOS PRIMEROS CIEN DÍAS DE GOBIERNO
El gobierno cumplió sus primeros cien días, lapso ampliamente comentado por comunicadores, referentes partidarios, analistas políticos, económicos y sociales.
¿Por qué se fija esa meta para la primera evaluación de un nuevo gobierno?
Cómo nacen los cien días
La convención se remite a la campaña de Waterloo (del 20.03 al 08.07 de 1815), desde el regreso de Napoleón a París hasta la segunda restauración de Luis XVIII como rey de Francia, correspondiente al fin de las guerras napoleónicas y del imperio francés de Bonaparte.
Franklin D. Roosevelt introdujo ese “período de gracia”, al asumir en 1933. Logró que el Congreso aprobara una batería de leyes intervencionistas para enfrentar la Gran Depresión y poner en marcha el programa conocido como New Deal (1933-1938), con medidas de carácter social para los sectores carenciados, la reforma de los mercados financieros y la reactivación de una economía golpeada por el desempleo y la sucesión de quiebras.
Tal vez esta fecha simbólica complemente algunos dichos populares, como “Escoba nueva barre bien” y “El buen día se ve en la mañana”, que subrayan la importancia del buen comienzo, cuando los presidentes deben mostrar la musculatura necesaria para ejecutar las prioridades de su gobierno, las cuales, para Peña, se condensan en el lema “Vamos a estar mejor”.
El 42,74% de los votantes creyó la promesa, que no fue mantenida por el Poder Ejecutivo ni el Legislativo, a pesar de la holgada mayoría del oficialismo en ambas Cámaras y de una oposición apenas testimonial. Y no obstante la omnipresencia de Horacio Cartes – fortaleza y amenaza, a la vez – a quien se atribuyen los aciertos y desaciertos de este período inicial, comenzando por el nombramiento de ministros y directores de entes públicos.
Pese a la previsible bicefalia, la mayoría relativa del electorado confió en Peña y en un proceso de “mejora continua” de la gestión pública, que opacara la imagen de su antecesor.
Más sombras que luces
Hubiera sido ingenuo suponer que se revertirían de inmediato los déficits acumulados en seguridad, canasta familiar, educación, salud, trabajo, medio ambiente, combate a la corrupción, al contrabando, al narcotráfico. Aun así, la decepción fue rápida, como muestra la Encuesta de Expectativa Ciudadana, publicada a los cien días de gobierno, con cerca del 75% que opina que estamos peor (37,9%) o igual (36,6%) que un año atrás.
En tres meses, la caída fue abrupta: en agosto, el 42,6% pensaba que iba a estar mejor, contra el 11,9% que pensaba lo contrario. El 85,7% de confianza de entonces bajó al 37%.
El partido que apoya al gobierno controla todas las instituciones públicas, incluyendo 15 de las 17 gobernaciones departamentales – cuyos primeros cien días también habría que evaluar -, avanza la ola religiosa conservadora, se han instalado la censura y el temor a las represalias que traban o paralizan las acciones colectivas en demanda de los derechos constitucionales, seriamente amenazados.
Este escenario favorable para el gobierno no impidió que, tras cien días, fueran más las sombras que las luces.
Peña dio varias reculadas: la derogación del convenio con la Unión Europea, el despojo de la finca 916 en favor de los ocupantes VIP, el aumento de los sueldos para ministros, legisladores, presidente y vicepresidente, el reconocimiento del propio Peña de haber sido objeto de una presión extorsiva de legisladores oficialistas y opositores; la manifiesta incapacidad del ministro de Justicia, la declaración de impotencia del ministro del Interior, la negación de un fenómeno global del ministro de Agricultura y Ganadería y la insoportable levedad del ministro de Educación y Ciencia.
El primero, es clamorosamente superado por los poderes fácticos que gobiernan las penitenciarías, además de sospechoso de haber apoyado a Marset, cuando fue embajador en Dubai. El segundo, admitió que pierde por walk over contra la delincuencia; el tercero, duda de que exista el Cambio Climático, a días de que Peña asista a la COP 28 de Dubai (Conferencia de las Partes, en su 28ª edición), cuyo objetivo es acelerar y forzar la reducción de las emisiones, marcado por el Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC). El cuarto, sigue deshojando 12 pétalos por margarita, uno por cada anti-ciencia que – con afectividad, eso sí – se impondrá como doctrina a los educandos.
Los cien días de la ciudadanía despiertan preguntas
Si evaluamos la performance del gobierno en estos cien primeros días, correspondería evaluar también el desempeño ciudadano, tanto de las organizaciones sociales (sindicales, gremiales, redes de ONG y otras) como de los partidos y movimientos políticos.
Más allá de la “militancia del teclado”, ¿cuáles acciones sociales tuvieron incidencia ante la formalización del bypass al Congreso, para que Peña gobierne por decreto y aumente la deuda pública? ¿Quiénes nos movilizamos ante la designación de la Dra. Pucheta en el Consejo de la Magistratura, sospechada de inconstitucionalidad y evidente copamiento del Poder Judicial? ¿Cuántos lambareños se manifestaron ante la imperdonable negligencia municipal que costó la vida de dos jóvenes militares? ¿Por qué no hubo protestas colectivas ante la amenaza de regular y controlar a las ONG? ¿Qué esperamos para reaccionar, mientras se las ataca, en forma selectiva? ¿Aceptamos que quienes las acusan de amiguismo tengan frondosos antecedentes de nepotismo, clientelismo y corrupción?
¿Cómo relacionar la tajante demostración de desencanto y desaprobación a la gestión de gobierno, relevada en la citada encuesta, con la desmovilización social y política? ¿Es otra expresión de la anomia? ¿Indica que la corrupción no será erradicada mientras la impunidad la proteja y siga siendo un patrón de conducta transversal, que equipara a tirios y troyanos: denostamos a “los otros” y justificamos las inconductas de “los nuestros”?
Podría ser una de las causas de la muerte cerebral de la oposición y de las disminuidas posibilidades de incidencia de una cuasi fallida sociedad civil, del desencanto masivo con la democracia y de la difusa resignación.
Resulta claro que el poder del Estado no está en el gobierno ni en la sociedad. Por eso estos cien días transcurrieron “sin Peña ni gloria”.
*Correo electrónico: mabelcausarano@gmail.com