En el artículo anterior (11.12.2023) hipoteticé que el mítico Sísifo nos eligió para cumplir la condena de subir una piedra que, antes de llegar a la meta, retrocede incesantemente y que sería muy buena compañía para don Infortunio, identificado por Teodosio González y Augusto Roa Bastos como dueño y enamorado de nuestro país.
La referencia surgió ante la enésima declaración gubernamental, repetida por cuatro décadas, sobre la inminente recuperación del Lago Ypacaraí; tal como el degradado Centro histórico de Asunción (CHA), con iniciativas repetidas desde más de tres décadas.
Pérdida de centralidad
El atributo “histórico” se adjuntó al área que, hasta fines de 1980, era “el Centro”. Hubo que calificarlo ante la pérdida de centralidad como lugar de residencia, oferta comercial de alta gama y la deslocalización de salas de cine. Hoy vive del sector público, el comercio atomizado, la venta informal y la gastronomía.
Conjuntos homogéneos por sus estilos e inmuebles singulares fueron transformados, abandonados o derribados y habilitados como estacionamientos. La agresiva cartelería, la maraña de cables y las veredas intransitables, sin mantenimiento, ocupadas por comerciantes formales e informales, diseñaron un paisaje que aún alberga una importante riqueza patrimonial, pese a la incuria municipal y gubernamental.
De 1989 a 1992, la conmemoración del 5º Centenario de la conquista de América puso al Centro – que pasó a calificarse “histórico” – en la agenda municipal, gracias a la Agencia Española de Cooperación Internacional[1].
Patrimonio cultural en la mira
Como resultados, durante el gobierno de José Luis Alder, se rescató la Manzana de la Rivera, amenazada con otras de convertirse en un jardín de porte versallesco contornando al Palacio, proyecto francés que cautivó a Stroessner. Se elaboró el Plan de Revitalización del Centro Histórico de Asunción y su integración a la Bahía, que no fue ejecutado ni formalizado por ordenanza.
La visita de los reyes de España (1990) dio un espaldarazo a nuestro acervo cultural, cuya conservación y puesta en valor estaban muy rezagadas, por la deficiente ley 986/82 de Bienes Culturales y la ausencia de una política cultural coherente con la etapa histórica recién iniciada.
Se creó la Sub-Secretaría de Estado de Cultura y, posteriormente, la Dirección General de Bienes Culturales dependientes del Ministerio de Educación y Culto. Ambos, concomitantes con la iniciativa de un grupo de damas, liderado por doña Margot Michelagnoli, que dio origen a la Fundación Cabildo para la Conservación del Patrimonio Cultural (FCCBC), la cual, al poco tiempo, apoyó la instalación del Centro de Conservación del Patrimonio Cultural (CCPC), que funcionó durante una década.
Son destacables los aportes de la FCCBC y del CCPC para visibilizar la importancia de la tutela y puesta en valor del patrimonio cultural, particularmente, el histórico y el arquitectónico. Un ejemplo fue la recuperación del Almacén Viola, en la franja conocida como “fachada litoral”, donde se instalaron.
Ambas organizaciones impulsaron una interesante colaboración público – privada con la Municipalidad de Asunción, bajo el gobierno de Carlos Filizzola, que instituyó el Departamento del Centro Histórico y elaboró el Plan Maestro de la Franja Costera, tomando como referencia el Plan de Revitalización del CHA, del gobierno de Alder, y el Plan de Desarrollo Urbano Ambiental, con sus tres planes sectoriales. En dicho período, se trasladaron a la calle Garibaldi los vendedores callejeros, se habilitó el estacionamiento tarifado y se ejecutó la cuestionada remodelación de la Plaza de la Democracia.
Mucho ruido y algunas nueces
Es de 1997 el primer taller SIRCHAL[2] que tuvo varias réplicas, con los sucesivos gobiernos municipales.
En ese año, inició el proceso de actualización del Plan Maestro de la Franja Costera. En 2005, se organizó la Alianza Ciudadana para el Monitoreo del Proyecto Franja Costanera y la Facultad de Arquitectura, Diseño y Arte elaboró un minucioso Diagnóstico del CHA. En 2007, se presentó la propuesta Nuevos caminos para la Franja Costera, que desglosaba el plan en 80 proyectos, incluyendo acciones para el CHA.
La conmemoración del Bicentenario de la Independencia privilegió el CHA, con el Programa Ciudadela Cultural de Asunción (2010-2011), en cuyo ámbito se elaboró la reconstrucción espacial de la Asunción colonial,[3] se publicaron y reeditaron obras alusivas al área fundacional. Se recuperó el Teatro del Puerto y fueron reacondicionados espacios del edificio histórico para actividades culturales.
Se inauguró el primer tramo de la Avenida Costanera, se abrieron las negociaciones para el Metrobús, cuya terminal la habrían trasladado a las inmediaciones del Puerto para sostener la idea de los Edificios de Gobierno y se elaboró el Proyecto para la puesta en valor del Barrio San Jerónimo. Se desarrolló la oferta cultural y recreativa Puerto abierto (2010 – 2012), encuentro semanal en las instalaciones portuarias, abierto al público, interrumpido tras el golpe parlamentario contra Fernando Lugo.
En 2014, el Plan Maestro para el Centro Histórico de Asunción (PlanCHA) resultó ganador del concurso internacional de ideas, con 10 estrategias y una vasta cartera de proyectos de corto y mediano plazo. Se conformó por decreto el Consejo interinstitucional del CHA, cesado en 2017.
Suman, sin éxito, los intentos de reactivar el PlanCHA, junto con los proyectos promovidos por la ONG Hábitat para la Humanidad y las agencias multilaterales BID (Patrimonio vivo) y Banco Mundial (Resiliencia urbana), parael mejoramiento dela Chacarita Alta, la revitalización del CHA y la recuperación del Parque Caballero y el Parque Reserva Natural Banco San Miguel, declarado tal por la ley 2715/05.
Como la discontinuidad y la dispersión de las iniciativas dominaron la escena, Sísifo siguió subiendo y bajando la cuesta. Vio luces encendidas, apagadas al poco tiempo; tuvo ilusiones dilatadas por años. El cableado subterráneo y la activación cultural del Puerto fueron proyectos del Bicentenario.[4]
Se ilusiona nuevamente con la nueva oferta del Puerto y la limpieza de los cables en Palma, de reciente ejecución. Más aún ahora, cuando el calor agrava el cumplimiento de su pena y los pronósticos climáticos son muy desfavorables para un ejercicio tan demandante.
*Correo electrónico: mabelcausarano@gmail.com