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miércoles, febrero 5, 2025
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Un liderazgo ausente: entre la sumisión política y la frustración popular

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Interesante conferencia de prensa en la que el presidente Peña fue confrontado sobre el polémico tema del autoaumento salarial de los legisladores. Según el presidente, el monto de dicho aumento no es razón suficiente para vetar la ley. En sus declaraciones, dejó entrever que el Congreso ha aprobado todos los proyectos enviados por el Ejecutivo, lo cual considera un mérito suficiente para no rechazar esta ley tan controvertida.

Depende de él, como mandatario, decidir entre no vetar la ley o alejarse lentamente del pueblo que lo eligió. Sin embargo, al analizarlo con más detenimiento, la realidad muestra que el grupo del Partido Colorado no lo eligió por su carisma, sino por el liderazgo del movimiento Honor Colorado. Esta tesis ha sido respaldada por diversos medios especializados y parece confirmarse cada vez que el presidente demuestra su incapacidad para actuar de manera autónoma en situaciones críticas y fundamentales para la nación.

Una vez más, el presidente se encuentra entre la espada y la pared. Este comportamiento, asociado al llamado «síndrome de Peter Pan», que algunos le atribuyen, parece haberle jugado una mala pasada. En esta ocasión, se sinceró al afirmar claramente que no vetará la ley, argumentando que desea mantener una relación armónica con el Congreso como muestra de agradecimiento por la aprobación de leyes que, según él, contribuirán al desarrollo de la nación.

Durante esta conferencia de prensa, se evidenció un nuevo mecanismo de defensa del presidente. Al menos parece haber comprendido la diferencia entre preguntas cerradas y abiertas. Para las preguntas cerradas, responde de manera clara y directa con un «sí» o un «no». Sin embargo, frente a las preguntas abiertas, como ocurrió en esta conferencia, reaccionó atacando a la periodista que estaba simplemente cumpliendo con su labor de preguntar y obtener respuestas útiles para la ciudadanía. Cabe recordar que la función de la prensa es informar a la población.

En este caso, el presidente pareció sentirse incómodo y realizó un ataque personal hacia la periodista, cuestionando no solo su punto de vista, sino también el de los propietarios del medio en cuestión. Personalmente, considero que esta estrategia es inapropiada para alguien que ocupa la investidura presidencial. Como servidor del Estado paraguayo, su obligación es aclarar y responder con la verdad, al menos con la verdad gubernamental que su administración defiende actualmente.

¿Por qué es tan difícil decir la verdad? ¿Por qué no puede ejercer plenamente su rol como presidente constitucional? Al inicio del debate sobre el aumento salarial, el propio presidente había expresado su desacuerdo con este tipo de incrementos, pero finalmente cedió ante sus propias decisiones. Este comportamiento no es nuevo; se ha observado desde el inicio de su mandato y parece seguir un patrón recurrente en estos primeros meses de gobierno. Si analizamos esta tendencia, podríamos inferir, basándonos en ciertas leyes estadísticas, que durante los tres años restantes de su mandato esto continuará, ya que no se vislumbran indicios de un cambio en su estilo de gobierno, uno que realmente conecte con lo que la ciudadanía espera.

La frustración en la sociedad es palpable debido a la forma en que el presidente gobierna. Tal vez sea la primera vez en la era democrática que se percibe una situación de este tipo, ya que no queda claro quién realmente dirige la nación. Los presidentes anteriores de esta etapa democrática, independientemente de que sus liderazgos fueran buenos o malos, transmitían la sensación de tener el control del gobierno. Esta frustración se refleja en diversos medios, tanto oficialistas como independientes, redes sociales y encuestas que muestran una mayor cercanía con la población.

A pesar de esta evidente insatisfacción social, el presidente sigue apostando por un modelo de gobierno peculiar. Este parece depender de consultas previas a fuerzas externas o de la espera de decisiones de comandos partidarios que, supuestamente, le brindan soporte político.

Desde mi perspectiva, este modelo de gobierno es completamente erróneo y, en algún momento, la presión acumulada explotará. Cuando eso ocurra, los conflictos internos y las contradicciones que actualmente están cocinándose podrían desbordarse, afectando a quienes hoy se perciben como los «héroes nacionales».

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