La sociedad del espectáculo

0
16

¿Por dónde comenzar a resumir los hechos de la semana pasada, ordenándolos por importancia e impacto?  Un indicador puede ser el efecto en los medios de prensa, las redes y los grupos sociales.  

La educación en el estrado

Van perdiendo fuerza las denuncias sobre los títulos de dudosa proveniencia que ostentan los representantes del Congreso ante los órganos estatales y las ofertas de cursos de postgrado que omiten la correlatividad entre maestría y doctorado.  Convengamos que la calidad de la educación superior no es un tema central para una población cuyas urgencias se llaman trabajo, salud, educación básica y que ni supone que la justicia pueda ampararla alguna vez.

¿Qué más da que quien presida el Jurado de Enjuiciamiento de Magistrados nunca haya puesto el pie en una universidad? ¿Acaso no fue el mejor articulador del Parlamento alguien que se auto definió “bachiller campaña”? 

El ministro de Educación también aportó lo suyo. Con santa paciencia explicó que los materiales de educación sexual, desempolvados de algún repositorio premoderno y volcados al castellano actual por una dama ecuatoriana, no son lo que son, ni lo que la gente piensa que son, pero que podrían ser lo que tal vez serán, cuando, concluida la socialización que se estaría realizando, los socializantes (¡no socialistas!) definan lo que serán. Convengamos que el dilema del ser o no ser tampoco perturba a quienes deben transportarse tres o más horas en colectivo, protegerse de los motochorros y evitar el raudal, si los sorprende una tormenta.

Obediencia debida y buenas compañías

A su regreso de los Estados Unidos, el presidente Peña fue directamente al domicilio del presidente de la ANR, en un acto que, no sólo era previsible sino obligatorio. Asombrados, varios comunicadores se preguntaron: ¿por qué no ocurrió al revés, si el rango del primero es de alcance nacional y el del segundo – aunque determinante, por cierto -, es sectorial?

Puedo equivocarme, pero dudo que haya una persona, en uso de razón, que, independientemente de su edad, estrato social, comunidad cultural, profesión, religión, estado civil, tenga dudas sobre quién ejerce el poder del Estado y ante quién es preciso rendir cuentas y hacer buena letra. Con la creatividad que lo distingue, el diputado Galaverna sentenciaría: “Más vale hombre precavido que cien volando”, sintetizando en un solo refrán la necesaria prudencia para asegurar lo conquistado, sin perder la confianza del conquistador, cuya capacidad de inducir el vuelo del desafortunado es indiscutible.

Se demostró cuando el presidente Peña solicitó el aumento de salarios de los parlamentarios, ministros, el suyo y el del vicepresidente. Ante las airadas reacciones de la prensa, en las redes sociales y grupos ciudadanos, Peña dijo que no quiso pedir lo que pidió y que, si lo pidió, fue porque los legisladores se lo pidieron. Un dron, comandado desde un quincho, le arrojó el salvavidas.

Tuvo cierto relieve la detención de Jeis Leonardo Urquhart, dirigente de seccional y convencional republicano, muy relacionado con los expresidentes Cartes y Abdo y con el actual mandatario. Al aprehendido se le imputan vinculaciones con el narcotráfico. Las amplias sonrisas que ofrecen en las fotos que los muestran juntos en importantes actos partidarios reflejan el placer de compartir una sana amistad. Lo resaltante, en todo caso, es la pena que sentirán cuando un amigo se va y deja un espacio vacío, como bien lo expresa Alberto Cortéz. Los consuela saber que estará al cuidado de don Armando J. Rotela, responsable de los institutos penales.  

Original obra picaresca

El ataque simultáneo a las senadoras Amarilla, González y Paredes, parecería un ardid para desautorizarlas y desanimarlas como denunciantes de las componendas del gobierno, armado por exponentes de un espectro político multicolor, liderado por incondicionales de la honorabilidad republicana.

Pero el hit que saturó las redes y alimentó el morbo colectivo, fue el vodevil articulado magistralmente por productores, directores y guionistas del Parlamento y la Municipalidad de la Capital, que ofrecieron una genial comedia de enredos – de final abierto -, digna del Siglo de Oro español. La iniciativa se enmarca en la conmemoración del Octogésimo aniversario de gobierno de la ANR. Una propuesta a la altura de las obras naturalistas y de la novela picaresca de entonces, que vulgariza los saberes humanísticos y los pone al alcance del pueblo raso, combinando arte, ciencia y sentimiento.  

El guion plantea un amorío entre los titulares del ejecutivo y del legislativo municipal, con resultados que podrían haber aumentado la magra población asuncena de un/a nuevo/a habitante. La afectada exhibió el resultado negativo de la prueba de embarazo, hecha en la propia Junta, truncando la ilusión del cambio demográfico capitalino.

Pero el Lord Mayor no podía callar, ante la actitud de la legisladora comunal. Desafiando a la esfera central del Estado, en este caso, al Poder Legislativo, compartió, con la voz quebrada por la emoción, una desgarradora experiencia de cogobierno amoroso con una mediática senadora. Como buen caballero, señaló que el apasionado intervalo fue anterior a su matrimonio, siempre con una senadora, en este caso, defensora de las tradiciones y buenas costumbres nacionales.  Voces anónimas y mal intencionadas intentaron mancillar la reputación de esta dama, asociándola con un exuberante y locuaz colega, aficionado al noble arte del boxeo.

La evidente emoción del intendente fue mal interpretada, porque “los hombres no lloran”, como enseña el texto de educación sexual que el ministro del MEC dice que no lo es, pero que puede ser.

Las malas lenguas – que nunca faltan – lo acusaron de haber exagerado con la ingesta de rubias (cervezas) o peor, de otras sustancias.  Entre desmentidos, amenazas de demandas judiciales y hasta de violencia física entre los protagonistas masculinos, el intendente decidió resguardar su buena imagen, acudiendo a los servicios de un laboratorio cuyo nombre olvidó, debido a la emoción del acto liberador que cumpliría de inmediato.   

Finalmente, transparentó su gestión, gracias a un líquido pajizo, producido por él mismo, segundos antes.  

Fin temporal de la comedia.

Mientras tanto, ataviado como Batman, Peña seguirá frecuentando el quincho del Guasón.   

*Correo electrónico: mabelcausarano@gmail.com

DEJA UNA RESPUESTA

Por favor ingrese su comentario!
Por favor ingrese su nombre aquí