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martes, julio 1, 2025
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Los seguros médicos privilegiados en Paraguay

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Me gana la indignación e impotencia; el desgano y la apatía inundan mi fuerza de voluntad y mi coraje. Es imposible luchar contra un monstruo de siete cabezas, y más aún cuando la indiferencia de la gente parece asumir nuestra desgracia y seguir… seguir así, bajo el yugo de un sistema opresor que, con el dinero del pueblo, «favorece» a un sector ofreciendo salud privilegiada.

Con el dinero de todos, un par de empresas inmorales se inundan de riquezas sin piedad, sin control y con sed de codicia. Negocian, en partes iguales, la corrupción desenfrenada sin pensar que ese dinero que se llevan sin una necesidad real son millones en recursos, millones en medicamentos y servicios, cientos de contratos para personal de salud, y millones menos en tecnología e infraestructura hospitalaria. Cientos de vidas sesgadas o al borde de la muerte.

Una empresa miserable y explotadora se embandera con sus negocios inmorales, utilizando a la salud como mercadería y al Estado como una prostituta barata, fácil de convencer y útil para generar negocios para unos pocos. Este seguro privado, corporación que lucra con el trabajo de los médicos, festeja la enfermedad como motor industrial de su miserable fin.

Cómplice en los fraudes de los seguros VIP, seguros preventivos cuyos montos pagados por adelantado jamás se someten a la rendición de cuentas o trazabilidad. Corporación con fines de lucro, en asociación con el Estado… ¡¡Generan un conflicto moral en un sentido filosófico: público y altruista uno, comercial y privado el otro! ¿Cómo pueden, entonces, asociarse?

Mientras un Estado altamente corrupto como este, que no puede mirarse al espejo, siga premiando con prebendas a una corporación facinerosa que ofrece salud privada para unos cuantos con dinero público, y sigan operando con total impunidad, el sistema de salud pública seguirá condenado a la miseria.

Pero NO HAY MAL QUE DURE MIL AÑOS. Vendrán generaciones de hombres sanos en una patria mejor para todos por igual. Estos miserables mercenarios de la salud y sus cómplices pagarán caro. Pagarán como crímenes de lesa humanidad contra un pueblo que no merece tamaña traición.

Vendremos hombres justos, en administraciones que dignifiquen la vida por sobre todo. Declararemos, en nombre de Dios y con una justicia imparcial, que los crímenes contra la salud del pueblo paraguayo no prescriben. Así desaparecerán de esta bendita tierra todas esas corporaciones criminales que hicieron de la salud —o la enfermedad— un negocio millonario en complicidad con el Estado.

¡Dios bendiga a esta nación!

Dr. Marcelo Galli Romañach

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