Sin lugar a dudas, el tema de la semana es la supuesta sinceridad del senador Leite, quien, de acuerdo al audio que recorre las redes sociales y los medios de prensa, habría dicho que el pedido de Peña, presidente de la República del Paraguay, eran «boludeces» en el contexto del poryecto ley anti-ONG.
El término «boludo», según la RAE, tiene las siguientes acepciones:
«boludo, da (De bola y -udo)
adj. malson. coloq. Arg. y R. Dom. Necio o estúpido. Aplicado a personas, también como sustantivo.
Sinónimos: tonto, bobo, estúpido, necio, abombado, zapallo.
adj. Cuba. Dicho del calzado: De puntera redonda.
adj. El Salvador. Adinerado.
Sinónimos: adinerado, dineroso.
adj. Méx. Que tiene protuberancias.
adj. malson. coloq. Ur. Lerdo, parsimonioso, irresponsable. También como sustantivo.
adj. malson. coloq. Ur. Dicho de una persona: Que ha llegado a la adolescencia o a la juventud. También como sustantivo.
Sinónimos: adolescente, joven, mozo.
adj. malson. coloq. Ur. Dicho de una cosa: De gran tamaño.»
El supuesto audio generó una serie de reacciones de todo tipo, lo que llevó a los referentes del oficialismo a tratar de suavizar o minimizar este desliz del senador Leite. Sin embargo, lo más grave no es el hecho de llamar «boludo» al presidente Peña, sino la insinuación de que alguna fuerza externa y exógena habría incidido en la reformulación del muy impopular proyecto de ley, que sacudió y puso en alerta a todas las organizaciones sin fines de lucro que operan en el país, sean éstas nacionales o internacionales.
Estas organizaciones se vieron agraviadas y molestas por la idea de controlar mejor sus actividades financieras. Desde mi perspectiva, no está mal que se controlen, ya que, como cualquier otra actividad que maneja capital financiero, es importante que se sepa a dónde va el dinero y de dónde provienen esos recursos.
Por lo que se infiere, parece que el objetivo es controlar aquellas organizaciones que reciben dinero del extranjero, y según la información en los medios, este control estaría dirigido principalmente a las organizaciones con vínculos con el gobierno estadounidense.
Lo que no previeron los impulsores de esta ley es que metieron a todas las ONG en el mismo saco, aunque algunas realmente sirven y ayudan a la sociedad, como el Cuerpo de Bomberos Voluntarios o Fe y Alegría, entre otras. De hecho, si se comprende la existencia de una buena cantidad de organizaciones sin fines de lucro que activan en el país, es porque el Estado no ha cumplido con su deber de proporcionar los servicios básicos a la población.
Volviendo al tema de las «boludeces», esta falta de respeto hacia la investidura presidencial no debe pasarse por alto. Es más, el senador, muy vinculado al movimiento de moda dentro del ANR, debería pedir disculpas públicas al presidente. En caso contrario, debería renunciar a su banca como representante del pueblo. ¿Cómo queda la autoridad del presidente? Que, por cierto, aún no termina de despegar ni de mostrar realmente sus habilidades como estadista. Este tipo de declaraciones desafortunadas lo dejan como «boludo» frente a su propio pueblo y también ante la opinión pública, ya que, con un clic, estas noticias se propagan como pólvora en todo el mundo.
Entiendo que nunca antes se había experimentado un caso en el que un presidente del país haya sido tan desautorizado por funcionarios de menor rango.
En países un poco más ordenados, el presidente, en este caso, reaccionaría con toda su fuerza para poner orden en el «gallinero».