El estronismo nos convirtió en un país atrasado en educación y salud, y con la mayor cantidad de analfabetos funcionales como consecuencia de ello. Fue el régimen sudamericano más perverso y criminal del Cono Sur. Las violaciones a los derechos humanos eran una constante en la dictadura militar, que nos conculcó absolutamente todos nuestros derechos fundamentales (vida, libertad, educación, salud y trabajo digno), porque para ser funcionario público, primero tenías que afiliarte al Partido Colorado. ¡Nadie ni nada ha igualado a la sangrienta dictadura de Stroessner! Sería bueno que aquellas personas que reivindican este régimen autoritario pudieran leer las estadísticas de la dictadura (1954-1989), que obran en los archivos de la Comisión de Verdad y Justicia del Poder Judicial. Todo paraguayo/a de bien está obligado a conocerlas, para que nunca más la historia se repita.
Para aquellos nostálgicos que extrañan dormir con las ventanas abiertas, les recuerdo que en Paraguay existen todavía varias familias que no saben dónde están sus seres queridos, desaparecidos durante el régimen de Stroessner. Entonces, cualquier reivindicación del mismo lo único que revela es la confirmación de que un pueblo sin memoria vuelve a repetir la misma historia de opresión. ¡Paraguay se merece vivir con dignidad en el futuro próximo! Por eso, es indispensable conocer nuestra historia pasada y nunca más volver a repetirla.
El Poder Judicial estaba sometido al poder del dictador, donde, desde el presidente de la Corte Suprema, pasando por los tribunales y juzgados, obedecían al tirano. La libertad e independencia estaban sojuzgadas por los esbirros del dictador, y había que obedecer ciegamente, bajo la pena de perder el cargo o terminar en las mazmorras stronistas. Lamentablemente, hoy, 36 años después, el estado de derecho continúa sometido, y lo que es peor aún: los poderes fácticos imparten justicia. Vivimos en una neodictadura, donde no se respeta la presunción de inocencia, y donde la Fiscalía General utiliza la persecución política como herramienta de investigación.
El Poder Judicial sigue sometido al poder político de turno y avanzamos, sin más trámites, hacia la instalación de un nuevo régimen autoritario, que hoy intenta nuevamente amordazar la libertad de prensa a través de una vieja práctica stronista de revivir leyes dictatoriales. Hoy, el diputado Gamarra pretende coartar la libertad de prensa y la libertad de expresión para someter al pueblo paraguayo a la dictadura del patrón. Hoy estamos reviviendo nuestra reciente y triste historia porque no aprendimos a ejercer la libertad. 36 años después, estamos asistiendo al advenimiento del reciclaje dictatorial de las manos de los herederos intelectuales del nefasto único líder.
Maria Teresa Báez Valls
Abogada. Exdefensora adjunta en lo penal. Ministerio de la Defensa Pública. 1998/2003.
Contacto: mariateresabaezvalls@gmail.com